El placer
por el placer…
Resulta entonces que el enemigo, no es el otro
o la otra, sino yo mismo, al no ser el primero en respetarme, ya que por un
momento de placer pongo en fuego todo mi ser, o en juego en el que tarde o
temprano, o pierdo o salgo quemado.
El primero al que se
debe perdonar para alcanzar la paz y la armonía, es a uno mismo. Lo ideal
cuando se es difícil o no se sabe como iniciar para tener un encuentro consigo
mismo, es pedir ayuda.
El puro placer, por el placer, no te va a dar
nunca una consecuencia positiva, aunque Dios sabe sacar de los males bienes, es
mejor no arriesgarse.
Búscate a ti mismo,
date esa oportunidad, de encontrarte a ti mismo, encontrarás más de lo que te
puedes imaginar, entonces podrás comprender que el mundo tiene una manera de
girar, y cuál puede ser su final, sólo así podrás comprender y relacionarte
mejor con los demás.
Sólo así sabrás poner
en juego tus grandes cualidades, como tu fidelidad, el cuidado de tu dignidad,
tu generosidad, valorándote y valorando a los demás, cuidando de no abusar de
la amistad, y dejando de actuar sólo por
el instinto animal, y sin que te dejes dominar por tu instinto sexual; sino que
empezarás a disfrutar con armonía sin usar, ni que te usen puedes aspirar a una buena y sana relación
sexual. Que este en sí es un acto bueno y sabroso, siempre y cuando se de cómo
mencioné anteriormente: con generosidad, con respeto, para ti y la otra persona,
y teniendo siempre en cuanta que ese momento tan sabroso implica una
responsabilidad.