Ahora bien, a las que realizan este trabajo por gusto y
placer, tan poco las juzgo.
Nada más les digo que se están dejando esclavizar,
y ´por este camino nunca se sentirán en
paz, ni satisfechas, pues no es por ahí que se encuentra la cumbre de su
realización humana.
Todo en esta vida tiene solución, pero, sólo atravez de
Cristo nuestro señor.
Lo cierto es que por naturaleza nuestro cuerpo tiene inclinaciones,
que son mucho más fuertes cuando hay un desequilibrio sexual y afectivo. Pero
con la gracia de Dios, la humildad de reconocer con sinceridad lo que sentimos,
y buscar con inteligencia la ayuda adecuada; como son buenos libros, etc.
Y mucha relación, sincera de cara a cara
a Dios, es que es posible la
integración.
Ya que lo que nos da la verdadera y profunda felicidad no
proviene, sólo del cuerpo, sus sentidos y sus apetitos, sino también del alma y
el espíritu.
Sí, es atravez de la integración y equilibrio de todo nuestro ser.
Lo que significan un trabajo de toda la
vida. Un trabajo que a veces es un poquito cansado, pero que es muy liberador.
Además Cristo nos dice: “venid a mí los que estáis cansados,
agobiados, que yo os aliviaré, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.
Hagámosle
caso al Señor y todo se os hará más llevadero. Y lo digo por experiencia.