Libertad.
Todos soñamos y
anhelamos la libertad; es natural que deseemos ser libres, pero es necesario tener
en cuenta que la libertad no evade la responsabilidad, al contrario con esta se
plenifica.
No juegues con la vida.
No olvidemos que
detrás de toda relación genital entre un hombre y una mujer existe el riesgo de
formar una nueva vida. Así que si no nos sentimos capaces de ejercer la
responsabilidad, pues entonces no juguemos con la vida.
Porque aunque muchas
veces no se ve o no se cree necesario el
matrimonio por el hecho de que exista un embarazo, el bebé que viene en camino
sí necesita unos buenos padres.
Por eso, no juguemos
con Dios creador de la vida, no juguemos con nuestro cuerpo, ni con el de tu
pareja, y mucho menos, con los seres inocentes que no piden entrar en nuestros
juegos, pero que resultan victimas.
Sí, una tercera
personita necesita de sus padres y no de nuestros egoísmos, ya que merece y es
digno de nacer en un cálido hogar donde cariñosamente lo esperen un papá una
mamá.
Si no nos sentimos capaces de
darle ese lugar, entonces no juguemos ni con los demás, ni con nuestro cuerpo
que es sagrado.
Mucho menos se nos ocurra el aborto, pues es un asesinato, y no
creo que después de hacerlo se tenga el suficiente valor, para auto
denunciarse, por semejante crimen de un inocente.
Pero, para qué llegar a tanta
tragedia, mejor cuidarnos, de semejantes
juegos, pues somos de alta dignidad, y
con un cuerpo sagrado que merece ser respetado, siempre. Y los primeros en
respetarlo debemos ser nosotros mismos.

Es que no fuimos
creados para ser juguetes, y aunque por un momento yo pueda sentir algo rico
con el placer desordenado, esa no es mi esencia y realidad, para lo que fui
creada; pues tengo conciencia y sentimientos, para vivir digna y humanamente,
pero no jugando con mis sentimientos ni con el de los demás.
Una relación sexual en
su máxima expresión sólo adquiere un delicioso sabor, como ya he manifestado
anteriormente, desde el amor, que para disfrutarlo como tal se necesita de
madurez.
Si ya has tenido esa
experiencia y no se te hizo tal, es porque faltó amor y, madurez.
Podemos pensar estar
maduros, pero solo en algún sentido, pero, yo me refiero a la madurez integral,
que equilibre tu personalidad en su esencia real, como cuerpo y espíritu.
Cuando alcances esa
madurez, tus principios para buscar placer serán distintos, con más respeto,
delicadeza y responsabilidad.