Mujeres prostitutas.
Existe un grupo de mujeres, que no son reconocidas, ni
aceptadas, mucho menos admiradas, por la percepción negativa con que se les
mira. Este grupo lo forman las mujeres prostitutas.
A estas mujeres no les aplaudo su adulterio, en cuanto que
ofende a Dios y por consiguiente la dignidad humana. Pero, si les reconozco y
admiro las destrezas que suelen poner en juego.
Ciertamente muchas de ellas se dedican a este trabajo, por
la situación tan precaria de miseria en que viven.
En realidad son mujeres muy valiosas, capaces de entregarse
y de afrentar, situaciones muy duras y humillantes, con tal de ver remediadas
las necesidades de sus seres queridos.

Rechazo completamente sus actitudes de agresividad en contra
de los menores.
Reconozco que ese tipo de trabajo les quita paz, el dolor que
sienten en el alma, es muy fuerte, se sienten mal consigo mismas y muchas veces
no saben cómo proseguir, u otras veces tratan de acallar este dolor, con drogas
y alcohol. Lo que sólo acrecienta su dolor. He ahí el motivo de sus agresiones,
y repito, pero, con los niños, no se vale.
Son mujeres que en medio de su desesperación, buscaron y encontraron,
pero por el camino equivocado.
Ahora deben continuar su búsqueda, y lanzarla por el
horizonte de la esperanza. Porqué aún hay mucho, que vivir, mientras Cristo
esté vivo y presente aún hay mucha vida
que aguardar y mucho amor por recibir.
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