Mucho cuidado, porque ciertamente puedes hacer lo que quieras con
él, siempre y cuando lo hagas con libertad, y no por ser esclava de tu
sexualidad.
En caso de un embarazo, el cuerpo es tuyo, pero la creatura que se
ha formado, no te pertenece. A ti te corresponde adoptarla en tu corazón,
alimentarla, y cuando nazca, cuidarla o al menos que pienses darlo en adopción.
Pero si lo abortas estarás cometiendo un asesinato.
Por ejemplo: es como si tu mejor amigo te pidiera que le cuidaras
a su hijo, mientras va de viaje, y tú te quedes con la duda de aceptar o no, y
mientras lo resuelves, decidas matarlo. Cuando regrese el amigo y te pregunte
por su hijo, ¿qué le responderás? ¿Qué no te cayo el veinte y lo mataste? Pues
ese amigo existe y es Dios.
Por más difícil y
confuso que sea tu situación, acepta tu embarazo, y acéptalo en tu corazón, ya
sea por descuido, accidente o como quieras llamarle, sólo acéptalo, y con amor,
no te arrepentirás.
Es como si fuera un regalo de santa Claus; que no lo
querías, pues -¿para qué le escribiste?
Muchas veces las personas al enterarse de un embarazo
inesperado, deciden no abortarlo y tenerlo, pero no lo adoptan en su corazón y
viven lamentándose, lastimando y creándole graves heridas psicológicas a la
creatura, haciéndola infeliz, y ni ellas luchan por ser felices, y con esta
situación contaminan a la sociedad. Por favor seamos realistas y no queramos
tapar el sol con un dedo.
¡Solo ama!
No hay comentarios:
Publicar un comentario