Hablemos de rostros.
¿Cuál es la
imagen de tu rostro? Y ¿Qué es lo que está transmitiendo? Porque no es cuestión
de presencia o ausencia de belleza física, sino de la importancia que tiene lo
que reflejamos.
Creo que es
conveniente traer siempre consigo un espejo, no para promover la vanidad, sino
para tomar conciencia del rostro que solemos presentar.
Ciertamente, a
veces por las circunstancias de la vida que nos han golpeado fuerte, y nos han
dejado heridas, vamos cargando dolor en el alma y en el corazón. Pero no
permitamos que estas quemaduras, se conviertan en ataduras, y que sólo nos
permitan mostrar rostros de amargura.
Yo te invito a
que retes el dolor de tu pasado, y de tu presente, y que con las mejores armas
lo enfrentes. Sí, con optimismo, confianza, esperanza, con fe, con amor y
caridad; ríete del dolor, porque no te va a dominar, sobre él tu vas a triunfar.
Porque tienes a Cristo que resucitó, para poderte rescatar.
No te digo que
no lo sientas, que no lo llores, que no lo sufras. Vívelo, pero también dale la
oportunidad de salir, a esa fuerza que hay en ti, esa energía que te hace
extender las alas, que te arranca de esa emboscada de espinos, y te permite
volar cada vez más alto, donde desde lejos, y muy por debajo de ti, podrás
mirar los espinos.
A veces por la
rutina, el activismo al cual nos adentramos tanto, que olvidamos lo que estamos
reflejando. Esto lo digo por experiencia:
Un día
en medio de tanta actividad y aceleramiento, pasé por un espejo, y me
miré, vaya susto que me llevé, que me dije: “¡Dios mío, con razón las hermanas me
huyen!” y era un momento en el que ni estaba molesta, ni angustiada, sin embargo eso era lo que estaba
reflejando; y, no se vale.
Es decir cuando
algo nos enoja, una injusticia, una ofensa, o por cualquier otra cosa, hay una razón, un motivo para enojarse. Y el
qué hacer, o cómo manejar el enojo, ese ya es otro tema. Pero continuando con
el mismo tema, cuando se ha perdido a un
ser querido, detrás de una ruptura, etc. son motivos para rostros de
dolor, pues somos humanos. Pero fuera de estas circunstancias, optemos mejor
por presentar a los demás, rostro de acogida y serenidad, que los haga
sentirse, valiosos amados, valorados.

Alegres, porque el pasado atrás ha quedado,
¡Cristo ha Resucitado!, vive a nuestro lado, nuestras heridas ha sanado, y de
gozo nuestro ser, con su presencia ha
llenado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario