
DEDICATORIA.
Estos escritos los quiero dedicar a
todas las personas que buscan un encuentro consigo mismas y una aceptación de
la realidad.
No
importa cuán dolorosa pueda ser esta, lo importante es sentirse con la libertad
de buscar en el interior y saborear ese “más allá”.
Quiero agradecer a mi madre maestra, la
Hna. Gloria que con paciencia y delicadeza me ha acompañado por estos senderos
Y siempre ha
demostrado una especial comprensión por mi camino.
También
agradezco a toda mi comunidad en general, en especial a cada una de mis hermanas
de plenitud, que me acompañan y confían en mí cada vez más.
No puedo
dejar de agradecer, el amor, el apoyo y la generosidad de mi familia, que
también confía en mí, y con múltiples detalles me lo demuestran, en
especial mi madre, mi padre, mi hna. Betty,
mi hna. Rosita, en quien me inspiraré en algunas páginas, mi hno. Rigel, mi
hna. Anita, mí cuñado Jesús Moreno, mis adorados sobrinos, y todos los demás
miembros de mi familia.
También
quiero mencionar al hombre, que en las buenas y malas ha estado conmigo, y de
quien siempre he recibido apoyo, y sé que seguiré contando con él para siempre,
el R.P. Ángel Estrella L.C.
Introducción.
Las estaciones del año nos marcan épocas
diferentes para disfrutar,
Y cada cual
con lo que nos ofrece.
Las
estaciones del alma nos muestran caminos, sendas; por las que va atravesando el
destino, para maravillarnos de la obra en nuestro ser, de lo divino.
La
primavera, el verano, el otoño, y el invierno transcurren en un año. Pero, en el
corazón, permanecen según la dimensión de nuestra misión. Según la voluntad de
Dios de eternidad, pues viviendo en el Él, el tiempo no conoce final.

Hna.
Fátima Sánchez
De Cristo
Resucitado O.C.D.
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