De los escritos: "Pinceladas de armonía en la mujer"

      Busca y hallarás.

          

Para prepararte como gran mujer, un punto muy importante es el conocimiento propio como ya hemos visto.

Para esto existen muy buenos psicólogos, o libros que te pueden ayudar, a conocer tu, tu carácter, tus defectos, temperamento, tus traumas, heridas, tus cualidades, capacidades, y así poderle sacarle provecho, triunfando y controlando tus emociones.

El siguiente paso es el enriquecimiento humano. Si, atrévete a conocer a los demás, sus cualidades y defectos, aceptarlos, y tratar de comprender el porqué de sus caídas; un buen desarrollo y enriquecimiento moral te ayudará, así como el deseo interno que tengas para hacerlo. Pues ese es tu motor, así como también el llevarlo a la práctica, ya que de otra manera no te serviría de nada el asistir a las mejores conferencias, leer cientos de  libros, si no lo haces vida .

Estarías actuando como un payaso, que sirve para reírse pero no invita a actuar. (Esta frase  la tomé de un discurso de Joseph Ratzinger, en una de sus conferencias episcopales, creo que el de Puebla).

Preocúpate por el crecimiento personal en todos los sentidos, pero en especial, el humano.

Sé una mujer completamente femenina, delicada, tierna, apasionada  y valiente cuando sea necesario; sonríe diariamente. Prográmate para ofrecerle a cada día tu mejor sonrisa y verás como ella también te sonreirá.

Las mujeres por naturaleza, tendemos a ser más entregadas y dependientes, pero no debemos dejarnos esclavizar por estas naturalezas y actuemos con inteligencia.

Pero no inteligencia matemática, sino emocional, sólo intentémoslo confiando en nuestra capacidad.

Los problemas a lo largo de la vida, siempre van a existir; pero si son problemas de verdad es porque tienen solución, baste un poco de tiempo y de paciencia .porque a veces sólo son pequeñas  dificultades que ni merecen el nombre de problemas; y es más cambiémosle de nombre, porque muchas veces sólo el nombre de problema agrava la situación, haciéndonos sentir incapaces, cuando no es para tanto.

De los escritos: "NAVEGANDO POR ESL SENTIDO DE LA VIDA"

                                    Y, ¿qué es la verdad?

Evangelio de San Juan 8,32. “Si perseveráis en lo que os digo, sois verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Si buscamos y queremos perseverar en esta cercanía a Jesús a través de su palabra, su Evangelio, y nos determinamos a ponerlo en práctica siempre; 

a través de nuestra vida y en las diferentes circunstancias, ahora sean de fervor, ahora de sequedad, ahora de dolor, al rato de tranquilidad, de fastidio, o de contrariedad, de caídas y levantadas, etc. A pesar de todas las diferentes circunstancias que se presenten en nuestra vida, tratamos de mantenernos firmes, entonces seremos en realidad sus discípulos. Y vamos a desprendernos por la gracia de Dios de la falsedad, y conoceremos la verdad, nuestra verdad, y esto nos hará libres, de prejuicios, de escrúpulos, de dependencias afectivas, vicios, libres del "qué dirán".

Pero repito lo importante es conocer nuestra verdad, porque luego nos hacemos especialistas del conocimiento ajeno, y de qué sirve que muchas veces atinemos a un diagnostico del otro, si nosotros no conocemos nuestra realidad, nos reímos del otro por lo que vemos, cuando nosotros estamos para causar muchísima más lástima.

De muchas cosas seremos libres, con la perseverancia en la doctrina de Jesús. Es con él, que se caen las cadenas de tantas cosas que interior y exteriormente, nos atan, nonos dejan ser nosotros mismos(as). Es decir creaturas de Dios, a su imagen y semejanza.

D e los escritos: "NAVEGANDO POR EL SENTIDO DE LA VIDA"

Sin luz es imposible ver.

Evangelio de San Juan 8,12. “Jesús les habló otra vez y les dijo: Yo soy la luz del mundo, el que me siga no vivirá en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”

La vida, para que sepamos lo que es verdadera vida, necesitamos luz, de lo contrario pensaríamos que cada vez que me sumerja en el placer desordenado o en aventuras prohibidas que atentan contra mi bien y el de los demás, pensaría que es vida, pues estoy disfrutando, equivocadamente, pero  lo estoy disfrutando.

Yo no podría saber que tan equivocada estoy, sino es a través de la luz interior.

Sólo él nos puede iluminar cuando estamos por caminos oscuros y peligrosos, nos pondrá en alerta.

Si por ignorancia nos metemos por donde no debemos,  él nos va a alumbrar para saber cómo salir sanos de esa situación.

Hay mucha gente que se equivoca y no se da cuenta, vive con los ojos cerrados, por lo tanto no logra atinarle a muchas cosas, cometiendo errores, lastimando a los demás, metiendo la pata, etc.

No se da cuenta, sólo se dará cuenta si acepta que está en oscuras, y que necesita luz, y que el único que puede prender un gigantesco reflector en su vida, es Jesús.

Por lo tanto, siguiendo su vida, sus pasos, su doctrina es que tendremos abundante claridad ante lo que acontece o deja de acontecer. Ante lo que realizamos o vamos a realizar.

Sólo en Jesús se encuentra está claridad, y teniéndola nosotros es que podemos guiar y ayudar a los que no lo tienen, para que se acerquen a Aquel que lo da.

No con palabrería, sino con nuestro testimonio de vida y con sencillas expresiones de  cariño y amor. Esto habla muy fuerte de la obra de Dios en nuestra vida.

  De ese testimonio de saciedad satisfecha de nuestra sed, y de la confianza en el caminar, por la luz que con nosotros está.

           

               Hna. Fátima Sánchez O.C.D.

De los escritos:"NAVEGANDO POR EL SENTIDO DE LA VIDA"

“Reconozcamos nuestra sed”.

Evangelio de San Juan 7,37 y 38. “Si alguno tiene sed venga a mí y beba, el que crea en mí, como ha dicho la escritura: de lo íntimo de su ser manaran ríos de agua viva”.

Bien, para que estas palabras de Cristo se puedan hacer realidad, primero tenemos que reconocer que tenemos sed, de lo contrario, ni vamos a ir a él, porque nuestra falsa seguridad y orgullo nos indican que no lo necesitamos; por lo tanto ni siquiera vamos a beber de él, más bien puede que lo miremos con respeto, pero desde lejos. Él con los suyos, y nosotros con los nuestros, nuestras pasiones desordenadas, nuestros vicios bajos, nuestros complejos desordenados. 

Sintiéndonos superiores, dioses intocables, inalcanzables, envidiando al prójimo, pasando por encima de los más necesitados y cuando se ofreciere pisando su dignidad; sin darnos cuenta revolcándonos en nuestro lodo, pero creyendo que somos muy enaltecidos, muy aclamados(as) dueños de todo y nada necesitamos.

Está es una postura de soberbia y  vanagloria, da pena decirlo, pero es una realidad. El que más lejos está de Dios no es el pecador, sino el soberbio.

Por lo tanto es un ejercicio de humildad  el que nos lleva a beber de Jesús.

"Humildad es andar en verdad" dice Santa Teresa de  Ávila.

 Nuestra verdad es reconocer que no somos dioses, sino creaturas, por lo tanto no somos omnipotentes, sino impotentes ante muchas circunstancias.

Reconozcamos que a veces nos sentimos vacíos porque tenemos sed. Sed de compasión, de consuelo, de comprensión, de atención de cariño, de afecto, de paciencia, compañía, amistad; de cercanía, de caridad, de servicio, de fe, de ser buenos,  de ser admirados, de ser amados, escuchados, aplaudidos, de querer ayudar y no sabemos cómo.

Tenemos sed de querer creer, de querer amar, esperar, aguardar confiar, esperar, encontrar, tenemos sed de construir, cimentar, etc. etc.

En pocas palabras, cuán grande es nuestra sed, tenemos sed de infinito.

Si yo reconozco esto en mi vida, entonces busco saciarla con Aquel que me ofrece y me garantiza de manera gratuita saciarme, y no sólo me ofrece saciarme, sino que es tan grande su amor, que nos ofrece instalar esa fuente que es él mismo, en nuestro ser, de manera que podamos saciar toda la sed que más adelante pueda venirnos, con los ríos de agua viva que estarán manando dentro de  nosotros.

Es impresionante lo que Dios hace con nosotros, si nosotros se lo permitimos, a tal grado que saciaremos nuestra sed con su presencia, fuente de agua viva, y porque no, podrán también saciarse  los que se acerquen a nosotros. Pues ya está la fuente en nosotros.