Continuación: "En caso de violación"
Surge entonces la pregunta ¿qué sentido tiene la vida, o el
vivir, después de haber sido, utilizada y lastimada en todos los sentidos? -ya que
se pierde el sentido real de las cosas, las personas, y para lo que sirven.
Bien pues su valor, y su sentido es muy profundo y rico, un
valor verdadero, no imaginado ni fantaseado, que sólo se encuentra de nuevo,
cuando ya se ha trabajado en esta dolorosa experiencia y se ha sanado.
Para encontrar el sentido después de una experiencia tan
dolorosa, sólo en la cruz de Cristo se encuentra la luz y la esperanza, si sólo
uniendo mi dolor con el de su pasión, es que se encuentra un sentido pleno en
la vida y de gozo perdurable. Cabe aquí la frase de san Juan de la Cruz, “no me
quitarás Dios mío, lo que una vez me diste, en tu querido hijo Jesús.
Pues bien, ese es el sentido, por supuesto precedido por un
proceso de ayuda psicológica, fraternal, y de búsqueda en el Señor nuestro
Dios, y El se encargará de lo demás
Para esta sanación integral, tiene mucha importancia la
humildad, que ya hemos visto en lenguaje teresiano, que significa andar en
verdad, para reconocer que fuiste víctima y que necesitas ayuda. Pero búscala
con todo tú corazón y la encontrarás. No sé qué tan temprano o que tan tarde,
sólo te puedo asegurar que la encontrarás. Piensa que la persona que lo hizo
está enferma, y que necesita ayuda, pide por él y no dejes de hacer lo que por
justicia te corresponde. Su acto tal
vez no fue por maldad, sino fruto de su
enfermedad, y lo más probable es que el ignora todas las consecuencias
psicológicas que te ocasionó.
Tú no te tienes la culpa. Si te embarazaste, no eres una
desgraciada, ni es el peor castigo para que pienses en abortarlo. Dios respeta a
la naturaleza que él creó y como parte de ella está que de una relación
sexual se forme un nuevo ser. Pero este
ser sólo está prestando tu cuerpo, para desarrollarse, y luego nacerá como un
precioso don de Dios.
Para ayudarte a sanar, observa todos tus actos a normales y relaciónalos
con esta experiencia, y usando la razón, te ayudará a encontrar luz y sentido, para poder empezar a
sanar. Y no porque de pequeña o adolecente, hayas sido vulnerable, al ser
engañada para este tipo de experiencia, significa que lo debas de ser siempre.
Resiste, porque independientemente de lo que te haya sucedido, tú vales mucho,
tienes un valor precioso ante los ojos de Dios.
Es normal que en
algún momento de este proceso, pienses que todos los hombres son iguales, y que
no sirven más que para lastimar. Pero en realidad eso no es verdad. Cierto que
existen algunos patanes y holgazanes, pero también hay grandes hombres muy
sanos y santos; muy ejemplares, sólo date la oportunidad de
conocerlos más.
Porque así como Cristo fue llevado a oscuras para ser
flagelado, por los judíos, sin tener motivo alguno más que su soberbia y ceguedad,
sólo desde ahí se entiende el haber sido llevadas a un lugar para ser
ultrajadas. Mientras a Él con látigo le
pegaban y su carne le destrozaban, en nosotras
nuestro interior se desgarraba mientras
fuimos abusadas. Y así morimos
crucificadas a lo que se era antes, para
empezar a ser victimas usadas; pero ese fue un paso, el dolor, la flagelación,
la violación, si, un paso humano en el que siguiendo a Jesús, Entregamos a los
verdugos en manos del Padre, diciendo junto con Jesús “perdónalos, porque no
saben lo que hacen”. Sin justificarlos, sino como una manera de buscar
consuelo, en el único que puede darlo. Dios, nuestro Padre celestial. Porque es
el único que sabe la magnitud de este tipo de experiencia tan dolorosa.
Ahora entreguemos el espíritu, como Jesús para resucitar
junto con El, ya desde esta vida.
Diciendo con toda el alma,”_ Padre estoy destrozada, no quiero vivir, pues ya
no tengo esperanza, ni ilusiones, pero en tus manos me entrego, sáname o
moriré. Ten paciencia, que te aguarda una nueva vida, vida de resurrección. Y
cuando esto suceda, a Dios le darás gloria, por haber permitido que en algo te
parecieras a Cristo, y muerto con El resucitas con él, entonces podrás
disfrutar de un gozo sin igual, gozo sobrenatural, que sólo da Dios, a aquellos
que lo siguen en su pasión, mueren con él, y con la esperanza de resucitar con
él.
Dios no quiso ni eligió para ti esta experiencia, fue fruto
del mal uso de la libertad de alguien, y es más, cuando esto sucedió, Dios fue
quien más lloró, el que más se lamentó, y nunca se ha alejado de ti, siempre ha
estado suspirando, con tener la oportunidad de encontrarse contigo, cargarte en
sus brazos, y con las lagrimas de su amor tierno y misericordioso, desea
embalsamar tus heridas.
Mujeres tenemos mucho que obrar, pero primero es necesario
sanar, de lo contrario, sólo vamos por la vida contagiando nuestro mal.
Hna. Fátima Sánchez O.C.D.