Ahora bien, a las que realizan este trabajo por gusto y
placer, tan poco las juzgo. Nada más les digo que se están dejando esclavizar,
y ´por este camino nunca se sentirán en
paz, ni satisfechas, pues no es por ahí que se encuentra la cumbre de su
realización humana. Y todo en esta vida tiene solución, pero, sólo atravez de
Cristo nuestro Señor.
Lo cierto es que por naturaleza nuestro cuerpo tiene inclinaciones,
que son mucho más fuertes cuando hay un desequilibrio sexual y afectivo.
Pero
con la gracia de Dios, la humildad de reconocer, con sinceridad lo que
sentimos, y buscar con inteligencia la ayuda adecuada; como son buenos libros,
etc. Y mucha relación, sincera de cara a
cara a Dios, es que es posible la
integración. Ya que lo que nos da la verdadera y profunda felicidad no
proviene, sólo del cuerpo, sus sensaciones y sus apetitos, sino también del alma y
el espíritu. Sí, es atravez de la integración y equilibrio de todo nuestro ser.
Lo que significan un trabajo de toda la
vida. Un trabajo que a veces es un poquito cansado, pero que es muy liberador.
Además Cristo nos dice “venid a mí los que estáis cansados,
agobiados, que yo os aliviaré, porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. Hagámosle
caso al Señor y
Todo se os hará más llevadero. Y lo digo por experiencia.
Hay que darle a cada parte de nuestro ser lo que le
corresponde, y si sólo nos dejamos llevar por los apetitos del cuerpo, esto crea
un vacío existencial difícil de ocultar, pues de esta manera se le va haciendo
como un gigantesco hoyo al alma y no se vale.
Al cuerpo hay que darle lo que es sano una dieta balanceada
de acuerdo a nuestras posibilidades, buen ejercicio, buen descanso, y nos lo
agradecerá.
El alma por su parte necesita
del don de la fe, practicar la caridad, la esperanza, relajación, música suave,
arte, buenas lecturas que la alimenten, y todo esto favorecerá a la integración de nuestro ser y a su
equilibrio.
Y no se trata de
evadir, o de negar las inclinaciones propias de la naturaleza, ni de
reprimirlas, sino de evitar que una parte nos este esclavizando. Esto se evita con la integración de nuestro
ser.
También forman parte de mi admiración, las madres solteras.
Ya que les toca hacer el papel de papá y mamá. No me corresponde enjuiciarlas,
pero, si reconocer que tienen una gran
labor, que al realizarla, ponen en evidencia su gran capacidad de grandes
mujeres.
Las mujeres siempre tenemos mucho que dar. A la familia, a
la sociedad, en fin, al mundo en general.
Si no lo habíamos hecho, hoy es cuando debemos empezar.
Porque el pasado ya no regresará, y un futuro se nos acerca, por lo que debemos
prepararnos para poderlo enfrentar con inteligencia y dignidad.
Parece fácil, pero no es difícil, simplemente depende de
nuestra determinación y voluntad.
Todas por el hecho de ser humanas, finitas y limitadas,
traemos una carga de traumas, conflictos, heridas, etc. Que vienen a formar
parte de nuestra vida cotidiana. (Aunque hay algunas que ya han trabajado y
superado mucho) pero que todo esto no lo dejemos convertirse en una barrera que
nos impida alcanzar la meta que deseamos; que no sean los limitantes para desenvolvernos y seamos, tales.