Amarlos y cuidarlos siempre.
Debemos querer y amar a los niños por lo que son, no por los papás o el
dinero que estos tengan, o el lugar que ocupen en la sociedad. Cuando nos
fijamos en los puntos que mencioné, caemos en la falsedad, diciendo que son
preciosos y que los queremos mucho, y esto no se vale.
Tenemos que amarlos desde el corazón, y cuando esto es verdadero, no es
necesario expresarlo con palabras exageradamente adornadas, que sólo
manifiesten otro tipo de intereses de nuestra parte.
Basta una sonrisa, una caricia, y los niños reconocen cuando esto es
falso, y cuando es verdadero. Se da cuenta de cuando lo estas utilizando para
el beneficio que esperas de sus padres y de su dinero, sus negocios o status
social.
Lo importante aquí son las obras hechas con verdad, y hacer un lado la
mediocridad y la falsedad.