Todo a su tiempo y en su espacio.
Somos libres, pero
respetemos nuestro cuerpo, somos muy valiosos.
Y no sólo somos espíritu, ni
sólo cuerpo, sino una integración de ambos. Incluso los animales tienen su
tiempo, y en esto nos dan ejemplo, pues
nunca se ha visto a un perro apareando a uno de sus cachorritos; y no lo hace,
no porque tenga conciencia, sino porque no es normal, y no está dentro de lo
que le corresponde por naturaleza. Tampoco se ha visto al sol salir del lado
donde se pone. Es decir cada cosa tiene su lugar, su tiempo, y espacio, porque
así ha sido creada para nuestro beneficio. Cuando queremos cambiar el orden de
las cosas a nuestra conveniencia, es cuando cometemos los más grandes errores,
que traen como consecuencias graves daños.
Es válido el
arrepentirse, y una vida fuerte y profundamente lastimada, sólo Dios, puede
sanarla, integrarla y equilibrarla. Pero porqué seguir causando daño, si
podemos evitarlo. Se puede evitar una violación, un abuso deshonesto; porque
así como no nos haríamos daño a nosotros mismos, porqué hacérselos a los demás.
Existe una sed
terrible de valores, tal vez estés tan metido en tus rollos que al escuchar
esta palabra te cause repugnancia. Y te digas ¿valores, quién los necesita? _
pues el mundo, todos, para ser consientes y dejar de comportarnos como objetos, y así tomar el
lugar que nos corresponde; alcanzar una vida, más prometedora y fundamentada en
la verdad.
En la cual cada uno tome el centro, dejando,
lo demás, todo lo superfluo, girando a nuestro alrededor, sin afectar, ni
lastimar a los demás. También para
descubrir lo verdadero, lo que nos llena de lo que nos daña, nos frustra y deja
vacíos.
Una vez más lo repito, todo tiene su tiempo y espacio. El tiempo en
que tiene más interés la diversión es en la adolescencia y primera juventud, y
no es que después no lo puedas hacer, sino que ya son momentos de más seriedad,
y formalidad para tomar decisiones fuertes acerca de lo que quieres para ti ,
toda la vida.
Y no puedes pasarte la
vida, refugiándote en diversiones, huyendo de la realidad, que cuando te des
cuenta ya sea muy tarde, pero es algo por lo que optas cerrando los ojos.
Tampoco te indispongas
a los compromisos, con pensamientos negativos. Como por ejemplo: - “si me caso
y me va mal me divorcio”; más bien
prepárate positivamente en todos los sentidos, dándole el valor al matrimonio,
que es por toda la vida, y que vengan las dificultades que vinieren, con la
frente en alto las enfrentaras, para seguir adelante con dignidad.
Y, no como los que se
predisponen negativamente, que aún cuando todavía ni vienen las dificultades, y
ya se quieren divorciar, con el pretexto de por si vienen estas y no están preparados
para enfrentarlas. Basta ya, creo que ya va siendo hora de respetarnos, y
entregarnos, al compromiso con responsabilidad; por nosotros mismos y los
demás. Crezcamos juntos en la madurez y en todo lo que fomente nuestra
integridad para satisfacción mutua, y colaboración para una mejor sociedad.