Enemigo #2.Alcohol.
También podemos decir
que existen ocasiones en que el demonio se mete en el alcohol, y esto sucede
cuando por nuestra debilidad, le permitimos usarnos, al no poder vencer
nuestras tendencias e inclinaciones. Es así cómo nos derriba, nos lastima, y
permite o nos empuja a lastimar a los demás y sin que nos demos cuenta, al
estar bajo sus efectos. Si nos manipula a hacer cosas que no queremos,
mientras, él, el alcohol se divierte, al hacernos actuar como títeres.
Así que rengamos
cuidado, porque cuando todavía podemos disponer y actuar con libertad, para
hacer uso correcto y adecuado de las cosas, vamos bien. Pero cuando ya no
podemos prescindir de esos gustos, es signo de que ya no estoy disponiendo de
la libertad y del respeto a mí mismo, ni
de los demás. Es decir ya no soy yo,
sino el enemigo que atravez del alcohol, o de la droga, o del sexo
desenfrenado, se ha posesionado de mí.
Por lo que es
necesario buscar y pedir ayuda, para echar esos demonios, y así limpiamente
poder tomar mis propias decisiones, sin ningún tipo de manipulación, pero si,
con uso adecuado de la razón y sabiduría, a la luz de la conciencia.
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Quiero aclarar una vez más, un vino, una
cerveza, un tequila, no es malo, cuando hacemos uso de ellos con prudencia.
Intentemos ser de los buenos y verdaderos amigos, que cuiden de los demás,
eligiendo ser los “conductores designados”, (Esta idea la tomé de un anuncio
que hace mucho salía en la televisión, y creo que era de un licor.) y motivar a
los demás a que también busquen serlo en
nuestras fiestas y reuniones y así poco a poco ir tomando conciencia del valor
nuestro y de los demás. Al principio será un gran reto que requiera gran
esfuerzo, pero tú puedes lograrlo, y cabe mencionar aquí las palabras de san Pablo:
“no te dejes vencer por el mal, antes vence al mal a fuerza del bien”.
Que
sea tu testimonio el que estimule y motive a los demás a salir de situaciones
precarias producidas por el alcohol
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