lunes, 29 de agosto de 2011

CONOCIMIENTO PROPIO.


 
Es una realidad que hoy en pleno siglo 21 las mujeres, no todas, pero si la mayoría se conocen poco. Saben mucho de la vida de las artistas, de cine, teatro, saben la vida de la familia real, de los gobernantes, de las modelos etc. Pero, ¿Quiénes son ellas?, ¿de dónde vienen, y a donde van? No lo  saben.
Resulta entonces que muchas mujeres vienen a ser para ellas mismas, unas autenticas desconocidas.
¿Cómo vas a saber qué aportar al mundo de hoy, si no sabes quién eres?
¿De dónde vienes?, ¿A dónde vas?, ¿a dónde te diriges? ¿Qué buscas? , ¿Qué esperas? ¿Qué haces? Si ¿Qué estás haciendo el día de hoy?
 Es necesario  empezar con una búsqueda, un análisis  un estudio, que te lleve a conocer tu realidad, tu verdad, tu esencia.
Porque para ser una autentica, y verdadera mujer de una sólo pieza. Necesitas conocer tu verdad.
 “Humildad  es andar en verdad”.              
Decía santa Teresa de Ávila.
Y en cuanto  al término humildad no se sabe muchas veces su verdadero significado .que una persona humilde, no es una persona pobre. Sino una persona integrada y verdadera, es decir no falsa, porque conoce su ser. Sí, se conoce tan profundamente, que no le asustan los comentarios. Ni positivos, ni negativos, porque está en el centro de su equilibrio. Y ese centro ese equilibrio se alcanza con el conocimiento propio.
Aquí cabe mencionar lo que decía  Pascal “el conocimiento de Dios  sin el de nuestra miseria engendra orgullo, el conocimiento de nuestra miseria sin el de Dios engendra desesperación”.
Entonces ¿quién soy? ¿Cuál es mi verdad?
Es obvio que no soy una muñequita de sala, ni la joven que aún vive en su burbuja de colores.
Entonces llegó el momento de poner los pies sobre la tierra ¿Quién soy? Reconocerme como ser limitado, con muchos defectos pero, también con grandes cualidades. Y aceptarlas, porque son las que me integran y me hacen ser única e irrepetible. No estar soñando, ni deseando lo que no me corresponde, en cuanto a físico. Sino valorar y disfrutar lo que tengo. Que  como mujer no eres la mejor, ni la última coca cola en el desierto, pero tampoco eres la peor, simplemente ERES y como todas tienes un gran valor.
Humildad es verte  a ti misma, y analizar, qué tienes y qué no tienes, tanto personal como material, reconoce que tienes muchas características buenas que te hacen ser fantástica, pero que también tienes defectos que te hacen  cometer errores, y a veces grandes, pero no sólo eres una u otra parte, sino complemento de ambas. Reconoce y acepta que hay cosas que puedes hacer y hay otras que no puedes. Que puedes ayudar, pero que tú también vas a necesitar ayuda, y pídela. De lo contrario no podrás crecer. Que el orgullo es la cadena más gruesa y pesada que nos puede atar e impedirnos el avanzar, y junto con ella nos vamos oxidando, por eso lo contrario a ella es la humildad
Es una realidad que las mujeres a veces perdemos mucho tiempo, viviendo en el hubiera, ejemplo: es que  si hubiera tenido ojos verdes, o grandes, o si hubiera sido blanca, o morena, o alta o de estatura baja, o más flaca o más robusta, etc.
No te tocó lo que hubieras deseado, te tocó lo que Dios  consideró lo mejor para ti, tómalo como un regalo, acéptalo y ámalo. Tal vez te lleve un poco de tiempo. Pero si no empiezas te llevará más.
Y con ese regalo que es tu físico, usa tu creatividad, arréglalo, adórnalo, cuídalo.
Pero es importante que lo conozcas, que lo aceptes; muchas personas se la pasan quejándose de sentirse pasadas de peso, pero están esperando que por obra de magia puedan, bajar. Hay que ser realistas, conoce y mejora tu alimentación, haz ejercicio, etc. Todo con equilibrio .teniendo en cuenta que la verdadera paz y felicidad, no sólo radica en una parte de nuestro ser, sino en su integración, así que no te concentres sólo en tu físico. Haz lo que debes hacer para tener una vida sana, valórate y valora a los demás. Ya basta de estar mirando a las demás, envidiando, humillando, y perdiendo el tiempo en tonterías, cuando todas, tenemos por naturaleza una gran riqueza.
Pero conócete, tus cualidades y también tus defectos. Porque al no tener conciencia de estos, es probable que te la pases metiendo la pata, lastimando, dañando, destruyendo. Y luego te preguntarás, porque no se te quiere o no se te acepta. Cuando  lejos de conocerte para crecer lo único que haces es justificarte, diciendo “es que así soy”. Y  esa no es tu verdad, así te has hecho, que es otra cosa muy diferente.
Para esto se requiere mucha humildad
Y para llegar a la verdadera humildad es  hacer un camino.  Gozoso, al conocer tus grandes cualidades, pero también muy doloroso, cuando descubres, la realidad de tu miseria, el polvo del que estás hecha, y no es fácil, pero no estás sola, y a estás profundidades sólo Dios os lleva. Pero sólo desde aquí se adquiere la verdadera libertad, la que nos extiende las alas para volar en los distintos estratos de la inmensa y profunda felicidad.
Humildad, para reconocer y aceptar que no eres la persona perfecta, que te creíste alguna vez, que tienes errores, como los tienen los demás, que es  parte de tu naturaleza, como de todos los demás.
Reconoce que tienes carencias, que en tu raíz, en tu base, o núcleo familiar se dieron heridas, todas hubiéramos querido una familia perfecta, pero la realidad, es que no existen. Hay muy buenas familias y muy dignas de admirarse. Pero, la nuestra, que hay de la nuestra, es humana formada de humanos, con debilidades, que aunque quisieron darnos lo mejor, algo se les ha de haber escapado de las manos, y no porque ellos así lo hayan querido. Pero es necesario aceptar esta realidad. Que los que más nos aman muchas veces son los que más nos han hecho daño.
Y en esta etapa he visto a muchas mujeres atorarse, ya que para ellas es imposible pensar que sus padre en algo fallaron porque, la sociedad, y ellas se han hecho la idea  de que sus padres son ejemplares y no pudieron haber fallado.es doloroso reconocerlo, pero mientras no se de este paso, seguiremos atoradas sin marchar hacia a delante, llenas de frustraciones queriendo cambiar un pasado, y convertirlo en un cuento de hadas, eso no es posible.
Lo que no se acepta no se redime, decía  alguien por ahí. Pero  inicia la búsqueda.

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