Agua viva
Evangelio de San Juan 4,13:-“Todo
el que beba todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed (hablando de un
pozo físico) pero el que beba del agua que yo le dé, no volverá a tener sed
jamás.”
Necesitamos acercarnos a él y pedirle de su agua, porque él no nos puede
obligar si nosotros no queremos, pues respeta nuestra libertad.
Pero es
necesario tomar conciencia de que las
circunstancias y cultura que estamos viviendo hoy en día, nos cansan, nos
agobian y nos dejan sedientos.
Y qué mejor que todas las clases de agua que nos ofrece el mundo, lejos
de saciarnos nos dejan más sedientos.
Que mejor que el agua viva, la que nos da Jesús, para nutrirnos y poder
enfrentar todos los retos que se nos van a ir presentando.
Ya que dice Jesús: “porque el agua que yo he de darle se volverá en él
un manantial de agua que brota para la vida eterna” (Ev. San Juan4, 14).
Que confortante es que cuentes ya con un manantial que vaya contigo de
compañero a través de tu peregrinación por el desierto. Para que tomes cuando
quieras y as veces que quieras, y aún puedas invitarles a los más cercanos a
ti.
Es por eso que después de un encuentro fuerte con nuestro Señor las
cosas se ven diferentes, se sienten y se viven diferentes, pues lo vives desde
la frescura de su presencia en ti.
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