Estase ardiendo el mundo…
Diría Sta.Teresa.
Estase ardiendo el mundo, pero el mundo de los niños, de esos seres
inocentes, que hoy están sufriendo tanto; por violaciones, abuso sexual,
maltrato físico y psicológico, hambre de pan, pero también de amor y atención,
enfermedades, y sufren el egoísmo de los adultos ante un mundo tan
materializado.
Pues existen madres de familia que les importa más el verse bien y
sentirse bien ellas mismas, que no toman en cuenta a los niños. Padres y madres
que están llenos de rencor, incapaces de practicar la humildad, y perdonarse, y
optan por el divorcio.
Actualmente parece importar más el poder, la fama, o la posición social,
y junto con ello todo el dinero que se pueda despilfarrar, que se es
indiferente a los sentimientos de los niños.
Y por eso sin hacer el esfuerzo por buscar ayuda, muchos padres de
familia, se desahogan peleándose delante de sus hijos, olvidándose del daño que
a estos les puede causar.
¡Oh Señor mío, Cristo mío! Sólo tú conoces mis sentimientos, que mi alma
está ardiendo ese fuego d amor por los niños, los que sufren en su interior,
ahí donde el dolor es más ardiente. Mi alma ya no puede más, al ver esas almas
de los niños que piden auxilio, y su grito a ti ha llegado Señor.
Tú herido por el sufrimiento de esos niños, me miras y me enseñas tu
corazón lastimado. ¡Oh Señor mío! No hay dolor más fuerte, que este que te
producen estos niños maltratados.
Hay mucho que trabajar, los niños están creciendo sin amor, y hay que
poner un alto ¡ya! ¡Vamos! Empecemos desde nuestro hogar.
Hay muchos niños hambrientos, pero hambrientos de ternura, de atención,
de comprensión, de paciencia, y de amor. Si todo esto que necesitan lo tenemos
al alcance ¿por qué se los hemos de negar?
Muchas cosas nos preocupan, que quisiéramos a los niños dar, pero sólo
una es importante e indispensable, y se llama amor. Cualquier cosa que tú al
niño le quieras dar, si está llena de amor, pronto podrás su alma aliviar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario