domingo, 28 de junio de 2015

Sexo drogas y alcohol: El aborto parte II




A veces es más sencillo de lo que imaginamos, pues consiste en tratar de buscar el  equilibrio, entre la sana diversión, bailar, platicar, reír,… en fin.  
 Según las circunstancias del ambiente, se te pueden despertar tus instintos sexuales, lo que  no significa que le tengas que dar rienda suelta, y menos si no hay amor y matrimonio próximo; es decir, si no existe un compromiso de por medio; no lo hagas, no te hagas daño, ni a los demás, contrólate, retírate y no ha pasado nada, y habrás ganado méritos muy valiosos. 
Tal vez no se entere nadie de tus luchas y tus victorias, pero vas a ser la primera persona en saborear sus frutos, sobretodo la paz y libertad, de ser dueño de ti mismo.

Para mí, es un acto muy egoísta y satánico  el que después de mantener relaciones sexuales se recurra al aborto.
 Ante la dolorosa realidad que se presenta con la legalización del aborto,  no faltan voces ignorantes e inmaduras, que culpen a la Iglesia católica, por no dejar opción, ya que prohíbe el uso de los anticonceptivos y al mismo tiempo estar en contra del aborto.

Bien, la Iglesia  no pone a nadie entre la espada y la pared, simplemente invita a que valoremos nuestro ser, respetando nuestra dignidad de hijos de Dios.

Porque tienen tal valor las relaciones sexuales, que dan y crean vida, que es injusto convertirlo en un juego de placer, en la que sólo quede satisfecha y por un momento  la parte de la genitalidad.



La Iglesia invita a ir más allá, navegando hasta las profundidades más placenteras de una relación sexual, atravez del amor.
 En la que no existan consecuencias negativas que nos angustien, sino que, al contrario, sus resultados sean frutos, amados, deseados y listos para amar.
Quien  no ha experimentado esta realidad, no sabe del amor, de la vida. 
Pero, nunca es tarde para empezar.

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