Esta etapa no tiene tiempo determinado,
pues depende de la misión que vamos a llevar a cabo, así como de la gracia de
Dios y nuestra voluntad.
Aunque sintamos tedio por el calor, el
mirar los paisajes verdes del horizonte, nos da a entender que aún no es tiempo
de cosecha, ni de vendimia. Pues, todo es verde, y tiempo para ir madurando
poco a poco es este.
O sea, no hay porque desesperarse,
¡Calma!, todo llega a su tiempo.
Este verano por más largo que se vea,
sin embargo llegará a su final,
Cuando la fruta empiece a madurar.
Esto ocurre en la vida consagrada, y en
la no consagrada.
Es decir, las familias también, después
de una larga o corta primavera, después del nacimiento de un hijo, de la
graduación de otro, etc. Es decir de momentos tan hermosos, también se pasa por
el verano, caluroso, que por lo mismo las parejas, ni se quisieran acercar, y
mucho menos compartir la cama.
Son momentos muy vulnerables ante las
conductas de los hijos.
Se resiente el calor veraniego. Pero,
solo son algunos momentos porque suelen caer las lluvias, de amigos, amistades,
abuelitos, ofertas, fiestas, etc.
Acontecimientos que vienen a
refrescarnos para poder continuar con la época veraniega.
Según el lugar donde vivo, también el
verano es época de formación huracanes.
Estos también como parte del verano y la
naturaleza, vienen a refrescarnos la memoria, los pensamientos, nuestros actos,
para luego asentar cabeza y cuestionarnos._ ¿Qué he estado haciendo?
¡Ojo!, no es un castigo.
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