Que a partir de ahora
la soledad no sea la cueva donde te escondas a llorar por sentirte abandonado,
sino que se convierta en el paraíso donde te encuentre con Dios, y en él, con
la persona maravillosa que ha creado, que eres tú mismo.
Es hora de ver por ti,
para que estando sano tu, puedas contribuir en la sanación de los demás; sí,
atravez de tu vida y de tu esfuerzo.
Contribuye a
establecer normas en la sociedad que sean de beneficio, paz, y autenticidad;
para todos los demás, en especial de la juventud que tan sedienta está.
Si hay algo que está
muy claro, es que una buena familia con principios, valores, y con mucho amor y
afecto en sus miembros, sostiene a los jóvenes, para no caer tan fácilmente.
Sí, cuando hay una
familia bien integrada, esta le enseña y exige disciplina al joven, le da
libertad, pero no le permite el libertinaje.
Esta suele ser una buena base para
los jóvenes, ya que influye para respetar y exigir ser el respetados a su vez.
No
están exentos de caer en estas tentaciones, pero mantienen más probabilidades
de mantenerse fuertes y de no caer tan fácilmente.
Una formación de este tipo,
al principio no resulta muy agradable para los jóvenes, pero con el paso del
tiempo llegan a valorarlo mucho y con una actitud de agradecimiento muy fuerte
que se manifiesta con hechos.
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