Inmaduréz.
Es un signo de
inmadurez en una persona adulta, el hecho de tener conductas y actitudes basados
en puros caprichos, voluntarismos, semejantes a los niños de 4 o 5 años.
Cuando buscamos hacer la propia voluntad, sin
importar lo complicado que pueda ser, no se cae fácilmente en la cuenta de que
le estamos complicando la vida a los demás, y no se vale.
Porque habiéndonos puesto, Dios, a nuestro
alcance los adelantos de la ciencia, y con ellos muchas armas e instrumentos,
para enfrentar los retos y desafíos que nos presenta nuestro cuerpo y nuestra
mente, es decir toda nuestra persona, lo rechazamos, y nos aferramos a que se haga nuestra voluntad. Esto es
puritita inmadurez.
Mientras más te enredes con los hilos gruesos o
delgados de tus caprichos y voluntarismos, sin ver más allá, y sin ver a los
demás, te estás apartando de la verdadera libertad.
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