domingo, 13 de mayo de 2012

Continuando con los puntos negativos que enseñamos a los niños.


Los niños no se tienen la culpa de que el papá ande con otra, o de que este sea un irresponsable. Tampoco se tiene la culpa  de que los demás se den cuenta de la mínima atención que se le brinda y es la que más necesita.

No tenemos ningún derecho a usar a los niños para nuestras venganzas, ni porque sea tu hijo, ni porque tu lo mantengas, ni por que sea tu vecino al que siempre ayudas, etc. Sea quien sea, nada te justifica, para utilizarlo, menos si piensas que te lo has ganado por los regalos que le hayas dado, y tampoco importa lo caro que estos hayan sido, para aprovecharte de los niños que han dejado a tu cuidado. Y si piensas que nadie se dará cuenta, te has equivocado.

Pues a Dios ha llegado su clamor. Así  que mejor actuemos correctamente, con delicadeza, que nada nos cuesta. No hagamos lo que no nos gusta que nos hagan, o no nos gustó que nos hicieran en nuestra infancia.

Egoísmo: invadidos por nuestro egoísmo, nuestros anhelos materialistas, decidimos tener sólo un hijo (no me refiero a circunstancias como de esterilidad u alguna enfermedad grave). Y utilizando el pretexto, “para poder darle todo”. A lo que yo pregunto ¿qué es para ti todo? Casa, carros, viajes, cursos, diversiones…, etc. ¿esto es todo para ti? Y por si fuera poco, también le estás enseñando  lo que para ti significa mucho; materialismo, prepotencia, amor al dinero, al poder, a la fama. ¿Es ese el gran regalo que tienes para él? ¿Has pensado en algún momento en su interior, en la capacidad de amor y humildad que le debes enseñar, algo que es tan importante para él y para relacionarse con facilidad con los demás?

¿Has pensado en enseñarle a compartir todo eso que le das Pero con todos, sin discriminar razas, color de la piel, o nivel social?

¿Te has cuestionado, que si por naturaleza humana, el, necesite  tener alguien junto a él, con quien compartir, jugar, platicar, o para reafirmar su identidad? Analízalo, porque de lo contrario lo puedes formar capaz para unas cuantas cosas e incapaz para muchas otras. Tampoco se trata de irse al otro extremo con la sobreprotección, porque esto le causaría cierta inseguridad, que le ocasionaría grandes dificultades para enfrentar ciertos retos que la vida presenta.

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