miércoles, 16 de mayo de 2012

Continuando con los puntos negativos que enseñamos a los niños.


De lo que se trata es de trabajar con sabiduría. Piensa y analiza bien su educación. No le regales ausencia de hermanos, que en un momento dado se le convierta en una terrible soledad mal encausada.



Recuerda que un niño o un hijo, no son un objeto  o un juguete por el que puedas decir, lo compro, me entretengo con él un rato, por eso con uno me basta y no necesito más. Sino ten siempre presente que es un ser vivo, por lo tanto al recibirlo adquieres una gran responsabilidad para enfocarte a él, sin pasar por alto su delicadeza y su sensibilidad.

De ti dependen muchas actitudes y sentimientos que el niño pueda demostrar, ahora o más adelante. No lo privemos de la dicha, y de la felicidad, no le cambiemos la infancia de inocencia y serenidad, por una de materialismo, que no valore su dignidad.

Mentira: este punto es muy sencillo, si nosotros le enseñamos a hablar con la verdad, y que por más dura o difícil que esta sea, no nos enfadaremos con facilidad, ellos tendrán confianza, y por  más pesada que haya sido su travesura, vendrán a nosotros con confianza a contárnoslo, pues ellos reconocerán que no perdemos la paciencia, y la alegría con facilidad, y sin dejar de hablarles de las posibles consecuencias de sus actos, siempre con palabras suaves y serenas.   (Y si queremos enojarnos porque nos encanta, pues que no sea delante de ellos.)

Hay un dicho que dice: los niños nunca mienten, siempre dicen la verdad. Por naturaleza es cierto, pero cuando ya se le ha enseñado a mentir, su realidad es otra. Todo depende de nosotros y de la pedagogía que usemos para educar.



 

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