viernes, 1 de febrero de 2013

Vanguardia



Hemos de tener  claro que nuestro papel de vanguardistas es más bien inclinado a la construcción,  integración y valoración del ser humano, porque sólo construyendo a la persona construimos el mundo. Ese es nuestro papel, formar personas y no objetos de uso, desechables.
Hay un fenómeno que se viene dando, al que muchos le llaman de vanguardia y no es precisamente en la línea de la construcción; a lo que me refiero , es que no me  parece sano  el que se les permita a la niñas el modelaje. Si bien vamos analizando el modelaje, detrás de él, hay vanidad, exhibicionismo, etc., que despierta sensualidad, en quien lo realiza y en quien lo ve (claro dependiendo los ojos de quien lo mira) también despierta competitividad entre mujeres, de rostro  y cuerpo, que muchas veces es por don de Dios y otras fruto de cirugías, y ¿qué se gana con esto? ahora imagínense cómo manejarían esta serie de cuestiones las chiquillas. Con esto sólo estamos fomentando, el admirar y valorar la superficie de la persona; cuando detrás de un rostro  cualquiera lo más bello y valioso es su dignidad de hijos de Dios, así como sus  cualidades, capacidades, su integración, su equilibrio emocional, su capacidad de amar, su autenticidad. Sin máscaras, ni complejos serios de superioridad e inferioridad, enfermedades, que si no destruyen, si detienen el crecimiento  humano, que trae como consecuencias  la falta de servicio y caridad,  en los más cercanos, y menos en la sociedad.
Si esto es lo que estamos sembrando, para nuestro futuro, entonces, si ahora hay muchas barbaridades, ¿cuántas nos esperan con este tipo de formación, hueco y vacío?

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