Afortunadamente también tenemos ejemplos muy positivos, de
gran consuelo y esperanza. Como es el caso de una señora relativamente joven, altamente convencida de sus principios
y valores espirituales, de su labor como madre en la educación elemental de sus
hijos y sin descuidar a su esposo, quien tampoco se queda atrás, como buen
padre y ejemplar esposo.
Esta mujer vive atenta a los signos de los tiempos, por lo
que mantiene un dialogo muy importante con su hija de 6 años, de tal manera que
la chiquilla, ya tiene convicciones fuertes y determinadas, que incluso las
defiende en la escuela y con las maestras.
Esta niña ha aprendido, que no
importa lo que digan los demás, sino el amor a la verdad, que ya tiene impreso
en su corazón. Y conservando siempre su inocencia de niña.
Si muchas madres de familia se sintieran así de
comprometidas, en lugar de promover el
cuerpo, la moda, y la idolatría así mismas, qué diferentes serían las
circunstancias.
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