sábado, 2 de noviembre de 2013



Mujer, mujer, mujer.

    
  
Mujer te hablo a ti porque tú eres la que trae al mundo a los bebes, la que los das a luz, pero que realmente sea a luz, en el amor, en la vida. 
En medio de esta cultura de muerte que se está promoviendo, necesitas parir más seguido, pero no sólo biológicamente, sino en lo esencial, en lo que actualmente más se carece, en el amor.

Ama y déjate amar, porque no puedes dar lo que no eres consciente de haber recibido.
Educa en la fe en los valores, en convicciones, que estas no son cuestiones de moda, sino cimientos humanos, que garantizan la supervivencia.

Cuando escojas colegios se cauta e inteligente, y no te inclines a aquellos que fomenten la falsedad y la mediocridad, que promuevan la hipocresía y la falta de humildad; esa falta de coherencia entre conocimientos y vida, ya que no favorecen la madurez  e integración del ser humano.


Todas las mujeres somos muy agraciadas, tenemos belleza, sin embargo a veces no nos damos cuenta, y no lo aceptamos. Influenciadas por comentarios  que nos han hecho desde nuestra infancia, y, o por personas ciegas que tienen, o se hacen un prototipo muy corto  de la belleza femenina, cuando está en realidad es muy extensa. Pero, arréglate, que eso es lo que motiva y estimula a valorar tu belleza, tanto interna como externa, que se vea que quieres acoger agradable y amablemente a los  demás.
 
Las mujeres somos talentosas, inteligentes, con sentimientos muy bonitos y profundos. Claro cuando no son opacados por la soberbia, complejo o herida, que nos impidan ser nosotras mismas y dar lo mejor que tenemos.

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