domingo, 13 de noviembre de 2011

.11.-La ciencia del amar.


“Al  que le crece el amor le crece el dolor”. Decía alguien por ahí.
El que verdaderamente ama, se arriesga, sufre incomprensiones, se sacrifica, siempre está sirviendo, llora cuando se siente impotente.
La persona que ama, no se centra en sus propias necesidades, sin ser imprudente, se centra en las necesidades de los demás, en especial de quien más lo necesita. No tiene barreras, ni límites que la puedan frenar, pues se entrega sin cesar. Su gran recompensa es que sabe que ama, y ama porque primero ha sido inmensa y profundamente amada.
Lo contrario de la persona que no ama. Pues estas no buscan problemas, no se arriesgan, se centran en el cuidado de su salud corporal, en la comodidad, en su bienestar, no son capaces de sacrificar lo suyo por los demás. Y suelen apoyar, admirar y valorar a las personas que hacen lo mismo, o piensan igual que ellas. Se consideran inteligentes, por no permitir que las necesidades de los demás les quiten la tranquilidad.
El precio del verdadero amor es alto, y su recompensa, es eterna y divina.

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