domingo, 11 de marzo de 2012


El rostro de Dios.




Este tema va para los que estamos consagrados.

¿Qué rostro de Dios conocemos?,  ¿cuál hemos experimentado? Porque ese es el que estamos transmitiendo.

Porque muchas veces con nuestras conductas, actos y actitudes estamos dando testimonio de un Dios castigador, recto y estructurado, perfeccionista, que no tolera el error o las caídas. Y si las tolera, no hasta 70 veces siete, sino a la tercera, y se le acaba su paciencia y su misericordia. Un Dios de duro corazón, incapaz de doblegarse a escuchar al más pobre, y más pecador.

Pues el rostro que Cristo nos vino a revelar de su Padre, es un Dios de rostro tierno, compasivo, e infinitamente misericordioso. Lento para enojarse y generoso para perdonar. Es el Padre del hijo pródigo, que en ningún momento le reprocha sus actos y actitudes, simplemente lo abraza, lo llena de besos y le organiza una fiesta.

Nuestro testimonio, habla de nuestra experiencia.

Porque a la persona no se le valora por sus actos o actitudes, sino por lo que ella es en sí. Porque tiene una hermosa dignidad, porque tiene sentimientos, tiene corazón, porque tiene derecho al amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario