martes, 18 de octubre de 2011

2.-La influenza porcina

Cuando llegó a mí, la noticia de que  la republica mexicana estaba siendo asustada por la presencia de este virus mortal. Entonces reflexioné que este acontecimiento no había llegado  por pura coincidencia. Y comprendí que ese era el desafío para los contemplativos,  que significaba descubrir  lo que estaba de tras de  dicha epidemia que amenazaba con convertirse en pandemia.

Lo que sí está claro es que Dios no permite las cosas, sólo para que le pidamos que nos las retire pronto. Tampoco permite cosas que nos destruyan y lastimen, pero si permite aquellas atravez de las cuales podemos crecer.
Por eso antes de ignorar la situación o de imaginar la peor catástrofe, con nuestra vida de íntima comunión con Dios, tratemos de escuchar y de leer en sus labios, lo que nos quiere decir, el mensaje que tiene para nosotros, atravez de  las circunstancias que nos va tocando vivir, y lo que quiere que aprendamos de esta, o lo que nos daña y  que es necesario soltar, dejar ir.

Antes de caer en la desesperación escuchemos la voz de Cristo, que tiene para nosotros un mensaje de amor, atravez de su Evangelio. Sin olvidarnos, por supuesto de la oración de intercesión. Viviendo siempre con profunda fe, esperanza y caridad.

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