miércoles, 19 de octubre de 2011

.5.-Los dones de Dios.

5.-Los dones de Dios


El otro día, escuchaba a un conferencista, que hablaba de dos tendencias del ser humano, y que eran de acuerdo a su cultura, lugar geográfico de nacimiento, y temperamento, y que de acuerdo a esto podían ser, “arrogantes” o “sensibles”. Que el arrogante era quien todo lo razona. Explicaba que  los dos tienen que trabajar para lograr el equilibrio; sin embargo, mencionó que de estos dos, el mejor es el que ella posee, es decir el arrogante, porque todo lo ve con claridad.
Yo no creo que Dios, justo como es, haya hecho a unos mejores y a otros peores, o no tan mejores.
Yo más bien creo que  Dios da los dones y constituye a la persona de acuerdo a su plan de salvación, y de acuerdo a la misión personal de cada persona. De lo contrario, ¿qué culpa se tienen los que no nacieran con la parte “supuestamente” mejor? No es cuestión de elección, sino de aceptación. Y ¿cómo se le podría ayudar a trabajar a una persona, diciéndole:”acéptate, que te toco lo peor, porque a mí me tocó lo mejor?”.
Tampoco se trata de creer que el sensible es el mejor, sino que los dos, son para gloria de Dios. Ya que Jesús ni fue arrogante, ni excesivamente sensible, sino, hombre perfecto.
Lo que sí es real es que en la sagrada escritura  dice: _”que en la debilidad se manifiesta más la gracia de Dios.
Y Santa Teresa de Ávila, decía que con humildad se tiene a Dios de un pelo.
No podemos pensar que las personas poco sensible, y que lo ven todo desde la razón, son las únicas que poseen la verdad; creen tener ellas la verdad y tienen buenos fundamentos, pero no pueden saberlo todo. Cuando todo ser humano independientemente de su temperamento e inclinación, es un ser integrado de sentimientos  y emociones, así como también un misterio, que va más allá de lo que se ve o se palpa físicamente, somos una integración de cuerpo y espíritu, y  a este último, no es posible tocarle.
Creo que goza de un buen equilibrio e integración, la persona que está en el centro de la humildad, es decir, el místico. Todos los demás “arrieros somos y en el camino andamos”, como decía alguien por allí.
La doctora Rosa Argentina Rivas Lacayo, en su libro “Saber pensar” dice: _ “¿hasta cuándo aprenderemos a tener humildad suficiente para reconocer que nuestros sentidos físicos son muy limitados en su percepción de la realidad?
Esta doctora habla de la importancia de la subjetividad.
Creo que las personas que se mofan mucho de ser objetivas deberían leer este libro de “saber pensar”, aunque sea para alcanzar un poquito de humildad.

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