Siempre con madurez.
Si ya se siente haber
alcanzado ese nivel de madurez que lleve aún compromiso y a la opción de asumir esa responsabilidad con todas sus
consecuencias hasta el final, pues adelante. Pero si todavía se es un joven o
adolecente holgazán, o una niña de pañal que aún no acaba de meterse el dedo en
la boca, no se dejen engañar por sus instintos y échense para atrás; que ya les
llegará su momento cuando maduren y sepan valorar tal manjar, de lo contrario
sólo están desperdiciando momentos, lastimándose moralmente, y obligando a los
caminos a que les lleven por donde menos deseen, haciendo cambiar la ruta de la
vida con situaciones de las que se pueden arrepentir para toda la vida.
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